-Con amigos:
1-No olvides que te conocen
2-Dales información que seguramente no conozcan, tus opiniones ya se las saben
3-Intenta que su argumento sea el mejor argumento posible: no utilices trucos sofistas, intenta ver su objeción como si se te hubiera ocurrido a ti, porque seguramente sea valiosa o contenga la semilla de una objeción valiosa
-Con desconocidos:
4-No olvides que no te conocen
5-Asume que ignoran tus opiniones, así que no se las cuentes
6-Indica sus lagunas de conocimientos y sus disonancias cognitivas, sobre todo cuando cambien de tema: a ellos no les tienes que convencer, y no les vas a convencer: sólo al público neutral
-Con idiotas:
7-Asume que no saben nada
8-Si son cachas y peligrosos, no saber nada es algo muy meritorio, y les pone en el mismo nivel que, pongamos, Aquiles de la Iliada, o Einstein
9-Si son letraheridos con poca masa muscular, usa el argumento con el que golpeaban a Thales de Mileto: si eres tan listo, por qué no eres rico y/o poderoso? (Thales se hizo rico, brevemente, sólo para demostrar que podía si quería)
10-Prepara una buena respuesta para los ataques “ad hominem” (que los idiotas, en su idiotez, inevitablemente usan) diciendo “eres un facha, marxista trasnochado, enemigo del pueblo palestino, etc.” Jorge Luis Borges siempre contaba con admiración la historia del hombre al que, en medio de una discusión, el otro le atizo una bofetada. El agredido respondió: “eso, señor mío, es una digresión: sigo esperando su argumento.”
Si quieres una guía mucho más completa (y en inglés) aquí hay una muy ilustrativa.