El libro “Borges” de 2008 es uno de los mejores que he leído en mi vida. Es una serie de extractos, editados por Daniel Martino, de los diarios del gran Adolfo Bioy-Casares. Pero sólo de las entradas en las que cita a su amigo, Jorge Luis Borges. Si no lo has leído aún, tu vida no tiene sentido.
El 3 septiembre de 1959 (546-547), Bioy-Casares refiere que Borges, en su casa, sostiene que Góngora era mejor poeta que Quevedo; y en defensa de su tesis, cita el siguiente soneto de Góngora, “De la brevedad engañosa de la vida” (1633):
Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda;
agonal carro por la arena muda
no coronó con más silencio meta,
que presurosa corre, que secreta
a su fin nuestra edad. A quien lo duda
fiera que sea de razón desnuda,
cada sol repetido es un cometa.
¿Confiésalo Cartago y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te perdonarán a ti las horas;
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
Una vez concluido, Borges se vuelve a Bioy-Casares y le dice: “¿Viste? El mejor poema de Quevedo lo escribió Góngora (…) Porque es de Góngora, los críticos no lo encontraron representativo del resto de la obra, no supieron qué hacer con él y no es famoso.”